El pasado día 7 de septiembre salí de viaje hacia Asturias de nuevo. La maleta carga de nuevas ilusiones y nuevas fuerzas, renovadas durante el verano. El viaje hacia Madrid fue bien, toda la noche de viaje. A primera hora de la mañana cogí el autobús hacia Gijón pero, como siempre tiene que ocurrir algo, esta vez fueron los mineros de León (que llevan varios meses sin cobrar su sueldo) quiénes cortaron la autovía y el autobús se tuvo que desviar por Puerto Pajares. Es un puerto de alta montaña que pronto estará nevado con los primeros fríos. Por suerte, aún no estamos en otoño. El trayecto fue lento y la bajada difícil porque había muchos camiones grandes que, cargados, bajaban con dificultad. Sin embargo, el paisaje era espectacular y realmente disfruté de las increíbles vistas que se desplegaban ante mis ojos en esas maravillosas montañas. La vuelta a Gijón fue bien y, tras instalarme, he disfrutado de algunos días libres por la ciudad. Hace sol y Gijón es una ciudad que invita al paseo y a caminar. He ido en bici por el puerto, cerca de la playa y al centro de la ciudad. Aunque aún no me siento segura sobre la bici y me da miedo caerme de nuevo, poco a poco me animo más a coger la bici por esta ciudad que por suerte está bien equipada de carril bici. Además, con la tarjeta ciudadana, es gratis utilizarla durante dos horas, tiempo suficiente para disfrutar de un agradable paseo. Antes de comenzar mis clases, he visitado por fin Oviedo. Están en fiestas de San Mateo, pero aún así, la ciudad me gustó. Sobre todo, su centro histórico y su zona comercial, mucho más grande que la de Gijón. Aunque para vivir prefiero Gijón, es una ciudad mucho más apacible y agradable. En clase, vuelta a la rutina. De nuevo madrugar, coger el autobús, apuntes, trabajos y mucho estrés. Quedan pocos meses de clases antes de que comiencen las prácticas y tengamos que hacer el proyecto fin de máster. No hay caras nuevas aunque si hay personas que este año no continúan con nosotros, por diversos motivos. El grupo se hace aún más pequeño y no hay alumnos de primer curso porque prefieren esperar un año más a que entre en vigor el nuevo plan de un sólo año de máster. Y ahora llueve sobre Gijón, en esta tarde que promete ser tarde de peli y palomitas.