Tras dos horas de autobús por estrechas carreteras de montaña, llegué al Parque Natural Fuentes del Narcea, en Asturias. Es un lugar precioso, lleno de vegetación, ríos y montañas, bonitos pueblos asturianos diseminados por las verdes laderas, y un maravilloso silencio tan sólo interrumpido por el rumor de agua y por el canto de los pájaros.

El Parque Natural Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias se sitúa en la zona suroccidental de Asturias y ocupa una superficie total de 55.000 hectáreas. Se trata del Parque Natural más extenso de Asturias. En su interior se incluyen dos reservas naturales, entre las que destaca la Reserva Natural Integral de Muniellos, cuyo acceso está restringido a 20 personas al día y por unas rutas ya establecidas para evitar causar daños en el entorno.
En esta zona natural se pueden encontrar especies en peligro de extinción como el urogallo y el oso pardo cantábrico, entre una gran variedad de fauna.

Tras realizar un recorrido por el parque, junto al río, entre cascadas naturales, árboles cubiertos de líquenes y rocas verdes por el musgo, llegué a la entrada de la Reserva de Muniellos. La Ruta que se puede hacer dentro de la reserva es de 10 km y con bastante dificultad debido a la orografía del terreno, de forma que hay que ir provistos de calzado adecuado y con cierta preparación física.
Como este no era mi caso, fui al centro de Interpretación del Parque. Se trata de uno de los siete existentes, cuya arquitectura moderna me sorprendió (y no me gustó mucho) sin embargo, hay que reconocer que una vez dentro mi opinión cambió. Los tragaluces del techo permiten la entrada de luz natural y pretenden simular el ambiente del interior del bosque, recreando para ello los sonidos que nos podemos encontrar.


Después de disfrutar del entorno lleno de naturaleza, sol y un sinfín de tonalidades verdes, disfruté de la rica gastronomía de la zona, potaje de berzas. El alojamiento estaba en Moal, una pequeña población con varios alojamientos rurales, llenos de encanto.

Tras reponer fuerzas, la tarde la ocupé en la Villa de Cangas del Narcea, visitando su casco histórico y continuando con las sesiones de trabajo, que aunque no lo parezca era el objetivo del viaje profesional. Tocaba tarde de reuniones y charlas con agentes turísticos de la zona.
Al día siguiente, la jornada comenzó con un suculento desayuno tradicional con pan casero, miel, mermeladas artesanas, zumos y café. Era necesario alimentarse bien para continuar con las visitas. Primero a los viñedos y la bodega del Monasterio de Corias, en Cangas del Narcea, donde pude degustar distintos vinos de la comarca.

Antes de la hora de comer, en el Centro de empresas tuve sesiones de trabajo con empresarios de la zona y con otras instituciones que apoyan al empresariado turístico de Cangas del Narcea.
El Palacio de Merás en Tineo, convertido en hotel de cuatro estrellas, fue el lugar elegido para comer y realizar la última visita de la jornada, antes de salir rumbo a Gijón de nuevo. El hotel dispone de un museo privado de antigüedades muy interesante donde se pueden encontrar piezas realmente curisosas, sobre todo cámaras de fotos antiguas, instrumentos musicales, relojes antiguos, armas y otros objetos curiosos que el propietario ha ido adquiriendo a lo largo de toda la geografía española.
¿Quién no ha soñado alguna vez con despertar una mañana soleada de domingo, abrir las cortinas de su habitación y tener estas vistas?


La habitación es toda acristalada, excepto la pared donde se sitúa el cabecero de la cama, de forma que estás rodeado de ventanales que te permiten admirar el paisaje en todo su esplendor.
Aquí tenéis algunos enlaces de interés:
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