Esta mañana el tiempo ha amanecido tormentoso en Gijón pero al mediodía lucía un espléndido sol que invitaba a salir a la calle. Después de comer, me he arreglado y he bajado al muro. A la playa de San Lorenzo, cuyo paseo marítimo también es conocido como el  muro. En la plaza del Ayuntamiento estaba instalado en tradicional mercado navideño de productos ecológicos, donde además de artesanía se pueden comprar  chacinas, panes y dulces de todo tipo.

La marea estaba alta de manera que el agua cubría toda la playa y las olas salpicaban por encima del muro. Al ser un día festivo y soleado, el paseo estaba lleno de gente que admiraba la fuerza del mar, caminaba con sus mascotas o paseaba en bicicleta. He caminado todo el paseo hasta el final, donde, desde la otra orilla, se contemplaba la silueta de la ciudad recortada en el horizonte de sol y nubes blancas.

Sentada en un banco he permanecido al sol casi una hora, disfrutando de las conversaciones interrumpidas de los cientos de viandantes que pasaban frente a mí, del sonido del mar rompiendo en las rocas y del olor a café que me llegaba  de una cafetería próxima.

Al caer la noche, y tras tomar café con unos amigos, he vuelto por el paseo de regreso a casa. En las calles se respiraba un ambiente agradable, sin frío, sin viento y sin lluvia, Gijón era un hervidero de personas en la calle, disfrutando de cada rincón de la ciudad.

Imágenes de Boquerona malagueña.