Relajarse mientras escuchas el mar es uno de los mayores placeres de la vida. Sentir esa suave brisa en la cara mientras el olor a mar te inunda y te llena de sabor, perder la mirada en el horizonte de sal que se mece de forma hipnótica al compás que marca una mano invisible bajo el agua.
Cerrar los ojos y tocar con las manos la suave y fina arena, dejar que se deslice entre los dedos de forma lenta y silenciosa. Acompasar tu respiración al compás de las olas, …
Aislarte de todo y de todos en tu maravilloso mundo de arena y sal para llenarte de vida los pulmones y el corazón. Mojar tus pies en el agua, a veces fría, a veces cálida, sentir en cosquilleo de la arena que se escapa rápida y huidiza entre tus dedos de los pies para regresar revuelta entre la espuma alborotada.
Sonreír entre arena y sal.