Fue en el año 2005 cuando descubrí por primera vez dónde podemos encontrar esta leyenda, pintada en azul sobre blancos azulejos. Lanjarón recibe a los viajeros con el alegre rumor del agua que inspira vida.
Famoso por sus aguas curativas y saludables, esta localidad de Las Alpujarras granadinas ofrece una bella arquitectura tradicional a los visitantes.
Calles estrechas cuajadas de macetas y gatos al sol. Pasajes abovedados que te adentran en bonitos y coloridos patios de vecinos. Agua, fuentes, pilares, y en todos ellos, el agua que canta y la poesía que se lee.
La primera vez que visité el pueblo me quedé enamorada del ambiente tranquilo y sosegado de sus gentes, de la vida de pueblo salpicada de turismo, de extranjeros, de visitantes. Esa mezcla que enriquece tanto al que llega como a quién acoge.
Me gustó su arquitectura, tan diferente a todo lo que había visto anteriormente en los pueblos andaluces, con bajos soportales construidos con vigas y tablas encaladas, puertas diminutas y ventanucos ocultos entre geranios.
He vuelto a Lanjarón muchas veces después, y siempre encuentro encantador el frescor y el canto del agua que da la vida y la fama a este pueblo de balneario y salud.
Si quieres conocer más sobre esta localidad, visita su web.