Sábado. Sol. Nubes de algodón en el cielo. Un paisaje maravilloso, una aventura por delante.
Desde Granada capital emprendimos la ruta a las 12:30 de la mañana con la idea de llegar hasta Trevélez, el pueblo más alto de España, situado a 1.476 metros de altitud.
Es un bonito recorrido por carretera de montaña que ya conocíamos de nuestras anteriores visitas a Capileira, Lanjarón y Órgiva, localidades a las que nos gusta escaparnos de vez en cuando a pasar un agradable día.
Desde el cruce, situado justo al pasar Pampaneira, el camino era nuevo para nosotros. Comienza la carretera por un pronunciado desfiladero, bordeando la abrupta montaña. Se trata de un trazado de muchas curvas, tramos de frondosa vegetación y pequeñas localidades que van salpicando de blanco el paisaje, como Pitres.
Entre verdes cumbres, nubes grises y un camino hacia lo desconocido trascurrió el camino. Sólo nos detuvimos a comer moras silvestres, tal y como hacíamos cuando éramos niños. ¡Qué recuerdos!.
El camino se nos hizo largo con demasiadas curvas que no dejaron indiferente a mi estómago. Pero al fin llegamos.
Trevélez es un pueblo conocido por sus famosos secaderos de jamón serrano. Piezas que llegan de distintos puntos de Andalucía para ser curados en las privilegiadas condiciones atmosféricas y climatológicas que ofrece su ubicación.
Nos esperábamos una arquitectura más tradicional y más característica de Las Alpujarras, como es el caso de Capileira o Bubión. Nada más lejos de la realidad. El crecimiento y el progreso ha llevado a una pérdida de identidad y a la construcción de todo tipo de edificios sin ningún tipo de encanto. Por lo tanto, no podemos decir que sea un pueblo bonito.
Sin embargo, cuenta con una excelente gastronomía, como es propio de los pueblos de la zona. No puede faltar el característico jamón serrano, de excelente calidad y sabor: las migas con melón y jamón, el plato alpujarreño, tablas de embutidos y quesos…que degustamos en el Restaurante El Goterón.
Recorrimos su casco histórico donde destacan algunas iglesias y pequeñas callejuelas llenas de macetas y flores en los balcones. Y bajamos hasta el Río Grande, que transcurre plácido a los pies del pueblo y donde se puede practicar la pesca sin muerte.
Desde Trevélez, igual que desde otras localidades vecinas, se pueden realizar maravillosas rutas de senderismo por el Parque Natural de Sierra Nevada.
Tras reponer fuerzas, emprendimos el regreso, no sin antes desviarnos para visitar una vez más Capileira, y disfrutar de sus fantásticas vistas y paisajes.