Cádiz te enamora por su luz en cuanto llegas a la ciudad. El azul intenso del Atlántico bañando sus costas, el tono tostado de su fina arena y ese cielo azul intenso que se pierde en el horizonte llegando a confundirse con el océano.
Asomada por los ventanales de la torre de la Catedral, puedes ver en todo su esplendor una ciudad que vive anclada a tierra firme por uno de sus extremos, abrazando el océano.
Se trata de una ciudad marinera, de calles estrechas y barrios emblemáticos como el Pópulo, la Viña o Santamaría, que constituyen el casco histórico de Cádiz, donde se respira historia y tradición en cada uno de sus edificios históricos y en cada una de sus plazas y callejones.
De Cádiz me gustó su atmósfera, cálida y envolvente, su olor a mar y ese carácter abierto de sus gentes. Los gaditanos te reciben con alegría, orgullosos de su tierra, de su gastronomía y de su calidad de vida.
Estuvimos caminando por la larga pasarela que une la ciudad con el Castillo de San Sebastián, que se adentra en el mar, rodeado por una fortaleza que de forma estratégica vigila el horizonte y resiste tormentas.
La Catedral es uno de sus monumentos más emblemáticos por su belleza. Aunque la ciudad cuenta con numerosos edificios que merece la pena visitar, como es el caso del Orador de San Felipe, lugar donde se firmaron las Cortes de Cádiz de 1812, el recién restaurado Teatro Manuel de Falla o las múltiples iglesias que hay repartidas por la ciudad. Además, en la Plaza de España encontramos un impresionante monumento conmemorativo de los 200 años de La Pepa.
Por último, es una visita recomendada realizar la travesía en catamarán por la bahía hasta el Puerto de Santamaría, localidad que también merece la pena visitar. En cuyo caso, se recomienda llevar información turística previa ya que el punto de información más próximo está en la zona centro y no es fácil de localizar. Son famosas sus bodegas de Osborne, con visitas muy reducidas, entre otras, así como su Iglesia Mayor, de gran valor arquitectónico y con grandes obras de imaginería.
Como broche final a este post os dejo un breve poema sobre Cádiz:
«Cádiz, rinconcito hermoso,
entre el mar y la salina.
Tienes la arena más fina
y el paisaje más precioso.
Cuando se oye una alegría
o algún tanguillo cantar
ya no se puede aguantar
la sal de esta tierra mía.
Nunca me podré olvidar
de tu bella Puerta Tierra
ni el muro de Cortadura,
que muy cerquita del mar
tu linda tacita cierra
resguardado tu hermosura…»
Poema de Antonio Pardal, en Poemas de Andalucía.
[…] histórico de la ciudad de la luz. Y es que, tal y como ya conté en el post de mi primera visita (Enamórate de la luz), Cádiz tiene una luz […]
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tengo muchas ganas de ir a Cádiz, tiene que ser agradable, el sol, la luz, el color.
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Si, la verdad es que si!. Un saludo!
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