En anteriores ocasiones había visitado la Abadía del Sacromonte, la última vez el pasado mes de abril, en un día gris y lluvioso.
Pero hacía años que no entraba y realizaba la visita guiada. Sin duda es recomendable porque nos permite descubrir los tesoros que se esconden entre sus paredes.
El paseo comenzó temprano, desde Plaza Nueva, subiendo por la Acera del Darro, que a esas horas de la mañana estaba casi desierta.
Se podía respirar el aire puro de una fría mañana de otoño, sentir la humedad de río y ver el despertar del sol tras los muros de La Alhambra y el Generalife. Una vez empezamos a subir la Cuesta del Chapiz, el frío desapareció y en cuanto alcanzamos el paseo del Sacromonte, el sol iluminó el camino en una espléndida mañana.
En el horizonte, La Alhambra y Granada a sus pies, enmarcando la postal, por el otro lado, Sierra Nevada luciendo su blanco manto de nieve recién caída. Con estas inmejorables vistas, el camino hasta la Abadía se hace ameno y en una hora habíamos subido hasta arriba, casi sin darnos cuenta.
Para quiénes no hayan subido nunca, les recomiendo subir por el camino corto, que se inicia a pocos metros de la denominada «casa de las macetas» caracterizada por su fachada decorada con decenas de macetas. Pasado este punto, encontramos una gran cruz y a mano izquierda un arco con el emblema de la Abadía que da entrada a su camino de acceso principal. Recomiendo subir por ahí, aunque si se continúa, también se llega al recinto, pero bordeando la colina. Este otro camino es el que realizan durante la procesión del cristo de los gitanos. Se trata de un camino duro, empinado, que se alumbra con hogueras. Sin duda, un espectáculo digno de ver.
La visita guiada se hace en dos turnos por la mañana y por la tarde. Es conveniente consultar los horarios previamente. El precio de la entrada es de 4€ por persona, y como dije antes, merece la pena. Durante el recorrido, la guía nos explicó el origen y las peculiaridades de la Abadía, iniciando la visita por el museo.
Además de los famosos Libros Plúmbeos, encontramos obras de imaginería, libros académicos antiguos y una verdadera joya de la pintura española: una pintura de Goya. Se trata de una obra que regaló un antiguo alumno de la Institución, tal y como era costumbre en aquella época con los estudiantes que se habían formado en la Abadía y que después alcanzaban un puesto de alto rango en la sociedad.
Tras la visita del museo, la iglesia es otra zona de gran importancia. En ella, la decoración barroca casi no se aprecia aunque quedan pequeños restos de las pinturas que en su origen decoraron el templo. Destaca en la visita, la capilla donde se encuentra el Cristo de los Gitanos, una obra muy antigua que por razones de conservación, ya no procesiona por las calles de Granada, sino que utilizan una réplica muy lograda.
Desde la Iglesia, se accede a las Santas Cuevas. En ese lugar, se encontraron los restos de varios mártires y se convirtió en lugar de peregrinación entre los fieles. De todos ellos, destaca San Cecilio, que junto con la Virgen de las Angustias, es el patrón de Granada. Cada año, se celebra una romería en su honor y cientos de granadinos suben a la Abadía.
Las Santas Cuevas son pequeños pasadizos subterráneos con pequeñas cuevas dedicadas a la oración, ya que están convertidas en pequeñas capillas. En ese lugar, aparecieron también los Libros Plúmbeos.
Finalizada la visita de una hora aproximadamente, podemos dedicar unos minutos a pasear por el entorno y disfrutar de las vistas. Para regresar, una buena opción es bajar hasta la zona de las cuevas, donde encontramos lugares tan emblemáticos como la Cueva de la Canastera o la Venta El Gallo y desviarnos por la zona de los miradores. Este camino empedrado y ascendente nos lleva directamente al barrio del Albaicín.
Y como cada ruta o paseo nos descubre algo nuevo, y Granada en eso es especial, descubrí un nuevo lugar para comer en el Albaicín. Buffet libre a muy buen precio, con una comida apetecible y apetitosa.
Este nuevo local se encuentra justo antes de llegar a Plaza Larga y es fácil de localizar por su gran cristalera que a modo de escaparate nos invita a entrar y comer.
Con las energías renovadas y con el apetito saciado, el camino de vuelta hasta Plaza Nueva trascurrió rápido.
Un día estupendo en una ciudad que tiene mucho que ofrecer y muchos tesoros ocultos, tan sólo hay que saber mirar.
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[…] 4. Paseo urbano a la Abadía del Sacromonte. Recorrido que tenía su punto de partida en la Avenida de Europa, haciendo de este modo el recorrido más largo. Me acompaña Javi en un día gris y frío de primavera. Leer post. […]
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Que maravilla de ruta,magníficas vistas y a un paso del centro…. no hace falta salir de Granada para asombrarnos con bellas estampas.No conozco el Sacromente en persona pero voy a tener que apuntarme a realizar dicha salida o que alguién me acompañe a disfrutar de ese paseo…
Gracias por descubrirnos el Sacromente a través de tu publicación.
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Cuando quieras, será un verdadero placer.
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