Granada es mundialmente conocida como la ciudad nazarí, y La Alhambra su monumento más internacional, pero la bella ciudad alberga tesoros arquitectónicos y de gran valor cultural menos conocidos, entre ellos, destaca La Cartuja.
El monasterio de La Cartuja empezó a construirse en el año 1.516 y estuvo habitada por monjes de la Orden de los Cartujos hasta el año 1.835.
Caracterizados por ser una Orden muy austera, los monjes vivían en silencio, dedicados a la oración, el estudio y los trabajos manuales.
El monasterio impresiona por su construcción, con el acceso a través de una gran escalinata que nos conduce hasta la entrada principal. La visita cuesta 4€ por persona y hay que tener en cuenta su reducido horario de visitas (de 10-13 horas y de 15-18 horas en invierno).
Llama la atención su patio interior, con naranjos y una pequeña fuente, bordeado del claustro que se conserva en buen estado.
Sin embargo, el resto de salas y, sobre todo, las obras de arte que en ella se encuentran, están en un estado de conservación lamentable. La gran colección de obras pictóricas de fray Juan Sánchez Cotán están deterioradas y algunas de ellas incluso llenas de excrementos de los pájaros que parecen acceder a las salas mucho más que los responsables de la conservación y restauración de la diócesis granadina.
No está en mejor estado el templo que es un tesoro en si mismo, por su ornamentación. Destacan los retablos churriguerescos y la decoración en yeso de sus paredes. Es una verdadera lástima que ofrezcan la actual imagen de abandono, donde lo que un día fueron paredes blancas ahora son grises y donde los adornos y las obras de imaginería aparecen sin vida bajo varias capas de polvo.
Impresionan sobre manera el prebisterio, la cúpula y el altar mayor del templo. Pero la sensación de dejadez, las grietas en las paredes y la suciedad acumulada sobre las obras de arte, transmiten sentimientos encontrados de tristeza y pena, al no poder apreciar la que un día fue una grandiosa obra arquitectónica.
En el Sagrario o Sancta Sanctórum encontramos un bello ejemplo del barroco español, con un altar en el centro con ocho columnas salomónicas negras de mármol. Alrededor, varias imágenes de gran tamaño sostienen el pedestal. A algunas de ellas, los dedos se les han roto, otras, tienen grietas en el rostro y sobre todas ellas, el polvo a penas deja adivinar el policromado de sus vestidos.
Presumir de Granada por su grandeza cultural y por sus grandiosos tesoros arquitectónicos, intentando que la ciudad sea algo más que La Alhambra, se hace un poco más difícil si desde las entidades responsables de la conservación y la restauración de este maravilloso patrimonio cultural, legado con siglos de tradición, no apuestan por ello y lo dejan perdido en el olvido.
Pues doy fe de que es verdad todo lo que cuentas. Mi primera visita fue hace 38 años y tengo un recuerdo de blancura y oro deslumbrante. Una riqueza impresionante. Asi que cuando fui hace poco se me cayo el alma a los pies . Es una verdadera verguenza el estado tan lamentable que presenta.
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Hay cosas que no tienen explicación alguna…increíble como puede caer en el olvido de los que tienen «poder´´.
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Así es, una verdadera pena 😦
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