Seis meses después de mi último post, vuelvo por aquí. Y lo hago a lo grande. Con miles de cosas que contar sobre nuestra luna de miel a Tailandia. Trece días de viaje por tierras exóticas descubriendo una cultura tan diferente y maravillosa que creo que cuando vuelves, lo haces de otra forma. Impactada, maravillada y sobre todo, enamorada de un país con mucho que ofrecer y con mucho aún por descubrir. Tengo la excusa perfecta para querer volver. Nos quedaron tantas cosas por vivir allí que siempre es un aliciente para regresar.

De hecho, mi madre siempre dice que no se puede ver todo de un lugar en una sola vez, y que eso es bueno, es el motivo para querer volver.

Seguramente habrás oído mil y una anécdota o comentarios sobre Tailandia, sus costumbres y su cultura. Yo te voy a contar nuestra experiencia. Es probable que si haces el viaje en otra época del año o en otro plan, más por libre, vivas y descubras situaciones diferentes a las que hemos tenido nosotros. No olvides que nuestro viaje es una luna de miel y que era organizado. Y para los que piensen que ir en un viaje ya programado es un rollo (yo hace unos años también lo pensaba) he de deciros que cuando te planteas un viaje a otro continente, tan lejos y diferente, al menos la primera vez, es recomendable hacerlo con profesionales. Siempre puedes volver más adelante ya por tu cuenta, pero ya sabes a dónde vas y qué te vas a encontrar.

Estás preparado para descubrir conmigo la caótica ciudad de Bangkok, admirar los templos budistas de la zona de Chian Mai y Chian Rai o a adentrarte en las islas Phi Phi a bordo de nuestra barca. Si es así, te invito a leer mi primer post sobre Tailandia: Bangkok, la ciudad sin ley.