Bangkok por nuestra cuenta

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Vista general de Bangkok desde el Parque Lumphini.

Dicen que la mejor forma de conocer una ciudad es perderse en ella. Y eso hicimos. Mapa en mano, caminamos hacia el Parque Lumphini, no muy lejano del hotel, aunque las largas avenidas llenas de tráfico, con el sofocante calor húmedo, hizo que la distancia se multiplicara considerablemente. Nuestra primera intención era dejar la visita al parque para después de comer, pero el andar azaroso por las calles con nombres poco claros o poco indicados, nos hizo acercarnos tanto que decidimos visitarlo por la mañana.

Vistas desde el parque Lumphini.

Se trata de una amplia zona verde, con un gran lago en el centro. Árboles altos y frondosos que proporcionan un remanso de oxígeno y frescura en una ciudad demasiado saturada de tráfico. Una vez entras en el parque sientes que te alejas del ruido y de las gran urbe, que queda atrás, fuera de los muros de un parque pensado para desconectar. Caminar por sus amplias zonas de paseo, dormitar bajo una buena sombra o simplemente contemplar el gran lago son una gran idea para pasar el rato. Algunos tailandeses practican thai chi en una zona verde de césped mientras otros aprovechan para comer sentados en un banco con vistas al agua.

Vistas desde el parque Lumphini.

Se ven pocos extranjeros por allí paseando. No se trata de una zona turística ni está cerca de ningún monumento emblemático de la ciudad, pero a nosotros nos encantó perdernos por allí y respirar un poco de paz y sosiego.

Zona comercial Siam Center y MBK.

Horas más tarde, emprendimos el camino hacia la zona más comercial de Bangkok, donde grande centros comerciales compiten en altura, lujo y modernidad. Los famosos centros Siam albergan en su interior grandes marcas, firmas de lujo e incluso tiendas de famosas escuderías de deportivos.

Interior del centro comercial Siam Center.

Frente a ellos, el gran MBK es el rey de las falsificaciones. Siete plantas donde puedes encontrar cualquier cosa que busques a precio de ganga. Nosotros no fuimos a este último, pero pasamos horas recorriendo galerías y tiendas de marcado carácter europeo e incluso norteamericano, donde el lujo era más que patente.

Interior del centro comercial Siam Center.

El gran contrate que existe en Bangkok creo que pone de manifiesto que es un país donde existen grandes contrastes aunque no considero que sea un país pobre. Tailandia es un gran exportador de materias primas como el caucho (pudimos visitar un bosque para ver el proceso de extracción), piedras preciosas (también visitamos una fábrica) y sobre todo, Tailandia es la huerta de la zona. Exporta frutas y verduras a países vecinos más volcados en la tecnología que en la agricultura. (Saber más sobre Tailandia).

Según nuestra opinión la población local no consume este tipo de productos y están orientados exclusivamente al turista que llega con un gran poder adquisitivo ya sea de la zona europea, norteamericana o incluso de la zona de Asia. Son muchos los turistas asiáticos que visitan el país, tal y como pudimos comprobar en algunas de nuestras visitas. También descubrimos la mala fama que tienen los chinos entre la población Thai. Los tachan de mal educados, groseros y sucios. Hasta lo que pudimos comprobar, son un poco soberbios y les faltan modales.

Interior del centro comercial Siam Center.

Después de descubrir el Bangkok más comercial, nos alejamos caminando hacia la zona del Klang, un canal que comunica la zona más periférica de la ciudad con los canales del centro. En esos Klang es donde se pueden ver los famosos mercados flotantes. No era el caso del que visitamos nosotros, demasiado alejado.

Klang o canal.

Estuvimos caminando por los alrededores hasta llegar a la Casa Museo de Jim Thompson. Una visita destacada en nuestra guía por ser un ejemplo de casa tailandesa de teca y por la curiosa historia que hay detrás del fundador.

Casa de teca.

Según nos contó la guía, Jim Thompson era un norteamericano que llegó a Tailandia con la intención de impulsar y desarrollar el negocio y cultivo de la seda. Por ello, fue uno de los personajes extranjeros más queridos en el país.

Casa de teca.

Las extrañas circunstancias de su desaparición en la selva y su cuerpo nunca encontrado alimentan todo tipo de leyendas que contribuyen a crecentar su personaje y su legado. (Conoce más sobre la historia de Jim Thompson).

Jim Thompson fue un gran impulsor del negocio de la seda en Tailandia.

La casa de teca es magnífica y se conserva en un estado excelente. Su visita ayuda a conocer más la cultura thai, con sus costumbres y creencias. Por ejemplo, es curioso descubrir que cada habitación está separada por un «escalón» en forma de tabla que separa las estancias en el umbral de cada puerta. Según la creencia local, eso se hace para evitar que los malos espíritus puedan entrar, ya que se arrastran por el suelo y de este modo se impide que entren.

Altares con budas para realizar ofrendas y proteger las viviendas.

Otra curiosidad que ya habíamos observado en muchos otros lugares de la ciudad es la existencia de un pequeño altar en la zona del jardín, de la entrada de la casa o incluso en los accesos al hotel, en el cual se hacen ofrendas diarias de comida y bebida. El día de Buda se celebra el día 10 de mayo y yo cumplí con mi ofrenda de llevarle flores de orquídeas al altar que había en la entrada del hotel como símbolo de agradecimiento.

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Detalle del jardín de la Casa Museo de Jim Thompson.

Tras descansar y hacer algunas fotos en el bonito jardín tropical de la casa museo, comenzamos a caminar de regreso al hotel. En la avenida principal nos aventuramos a coger el metro para así evitar varios kilómetros andando bajo un calor asfixiante y un sol abrasador. Es curioso el metro allí. Los billetes son grandes fichas de plástico negro que se sacan de una máquina de billetes como las que hay en cualquier otro sitio. Tras varias dudas acerca del sentido de la marca del metro y la dirección en la que debíamos ir…nos subimos al metro sin ningún problema junto con una mezcla de personas y estilismos muy variados. A la salida, nada de quedarse con la ficha de recuerdo, hay que depositarla en el torno para poder salir.

La tarde, exhaustos de tanto caminar, la dedicamos a refrescarnos en la piscina del hotel y por la noche salimos a cenar por última vez al puestecillo callejero de «las niñas».

Aeropuesto Internacional de Bangkok.

Tocaba hacer la maleta. Al día siguiente nos recogían a las 6 de la mañana para volar al norte, a la zona de Chian Rai y Chian Mai. La aventura continúa.

Bienvenidos al norte: Chian Rai un paraíso verde. .

Todas las imágenes son originales ©

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