Gijón, siete años después

IMG_20180716_105134

Volver a Gijón era una asignatura pendiente desde hacía varios años y una espinita clavada que tenía muchas ganas de quitarme. Mis recuerdos del tiempo que viví allí me hacían tener unas ganas inmensas de volver y de poder enseñarle a mi marido lo maravillosa que es la ciudad y por qué Asturias es un verdadero paraíso natural.

Así que este año nuestras vacaciones de verano las hemos dedicado a descubrir Asturias, y digo descubrir porque para mí también ha sido una experiencia nueva. Curiosamente, el eslogan publicitario del Principado de Asturias este año es Vuelve al Paraíso, ven a Asturias. Y así ha sido, volví a reencontrarme con el mar Cantábrico, con los viejos muros de la Laboral, con buenos amigos que a pesar de la distancia no se olvidan, con la buena mesa y los culines de sidra, pero también, volví para descubrir un paraíso nuevo, desconocido, sin explorar aún, pero que tenía unas ganas inmensas de descubrir.

Las posibilidades, al desplazarte en coche, son mucho más amplias y nos permitió movernos por un gran número de poblaciones tanto de costa como de montaña en la semana que estuvimos de viaje. Os invito a recorrer conmigo cientos de kilómetros de carreteras de montaña, entre bosques y campos de cultivo, entre vacas y manzanos, para saborear una parte de Asturias que sin duda alguna, te encantará.

Nuestro viaje comenzaba un domingo por la mañana, perezosos y cansados, tras haber estado de bodorrio el día anterior. Dividimos el viaje en dos partes, siendo la Sierra de Guadarrama nuestro punto intermedio, y la parada para comer la hicimos allí.

Al caer la tarde, ya estábamos cruzando la Cordillera Cantábrica, y nada más pisar suelo asturiano, unas fuertes trombas de agua y tormenta nos recibieron. Los últimos kilómetros del viaje fueron largos y pesados, sobre todo por las inclemencias meteorológicas. Al llegar a Tazones (Villaviciosa), la tormenta amainó lo suficiente para poder cenar el exterior bajo un toldo, junto al mar. Nuestra primera sidra después del largo viaje nos supo a gloria y disfrutamos de la tranquilidad y el sosiego que desprende Tazones. Se trata de una localidad muy pequeña situada junto a la Ría de Villaviciosa, pero estratégicamente bien situada para nuestras excursiones previstas.

Al día siguiente, Gijón nos esperaba, con el cielo aún un poco nuboso a primera hora de la mañana, pero con un ambiente tranquilo y relajado que nos permitió disfrutar de un gran día recorriendo el muro y el barrio de Cimadevilla, entre otros.

Tras siete años, la ciudad presenta evidentes cambios, pero conserva su esencia y esa atmósfera tan especial cuando se pasea por el muro (paseo marítimo) con la Playa de San Lorenzo extendiéndose a lo largo de kilómetros, o por las estrechas callejuelas del casco histórico. Me transmitió la misma sensación que años atrás de tranquilidad y de felicidad. Volver a pasear por el puerto deportivo donde se afanaban en los preparativos para la exhibición del Festival aéreo o subir al Elogio del Horizonte me trajo muy buenos recuerdos. Mis paseos en bici por el paseo de la Playa Poniente, las caminatas por los acantilados y las cientos de anécdotas que vuelven a la mente cuando vuelves a un lugar donde te has sentido como en casa.

Después de hacer turismo, de forma tranquila y apacible, y tomar un café relajados en la plaza del Ayuntamiento, subimos al Elogio del Horizonte (Chillida), que es una visita obligada si estás en la ciudad. Desde allí, el mar, la playa y toda la ciudad se aprecia de una forma increíble y muchos gijoneses pasean por el parque aprovechando las vistas y el buen tiempo. Incluso hicimos buenas migas con un paisano que tras abordarnos y darnos conversación resultó tener familia en Granada con el que compartimos un buen rato de charla.

A la hora de comer, mi elección estaba clara, elegí el Restaurante Tierra Astur, donde tantas cenas y comidas he disfrutado mientras vivía en la ciudad. Y acerté porque no solo la comida estuvo exquisita y mi marido pudo probar diferentes quesos con denominación de origen, los tortos de maiz y el auténtico chuletón asturiano, sino que la decoración cuidada y el servicio estuvieron como siempre a la altura.

Satisfechos con la comida y cansados de la mañana de turismo, la tarde la pasamos en la Playa de San Lorenzo, disfrutando del sol y bañándonos en el mar, aunque con cierta precaución por la rápida subida de la marea. Es curioso como allí los socorristas controlan en grupo a los bañistas y los agrupan en zonas controladas donde las corrientes no sean peligrosas. Además, por megafonía, se va notificando a los bañistas la hora de la pleamar. A media tarde, después de bañarnos y tomar un rato el sol, decidimos volver a ponernos en ruta para aprovechar al máximo el día y nos fuimos a la Laboral a merendar.

La ciudad de la Laboral alberga entre otras cosas instalaciones de la Universidad de Oviedo y es un referente cultural. A mediados de julio, el patio central permanecía silencioso y sus puertas cerradas, pero pudimos tomar algo en la terraza exterior del bar, muy bien acondicionado.

Caía la tarde y no queríamos que se acabara aún el día, así que nos dispusimos a ver el atardecer el Lastres, el famoso pueblo de la mítica serie de Doctor Mateo. (Conocer más de la Ruta).

Cercano a Tazones y la Ría de Villaviciosa, Lastres es un pequeño pueblo costero que se apiña en la ladera de la colina, con casas antiguas y calles estrechas y empinadas que desembocan en el pequeño puerto. Recorrimos las calles de la parte alta del pueblo, en busca de los escenarios de la serie, disfrutando del ambiente tranquilo y saboreando la caída de la tarde, las vistas y el clima cálido que nos acompañaba.

Al caer la noche, el ruido de las olas rompiendo en la pequeña playa de Tazones fue nuestra banda sonora para dormir y descansar. Situado en primera línea, justo a pocos metros de la playa, el hostal donde nos alojamos tres noches, ofrecía lo justo y necesario para el descanso en una ubicación privilegiada.

IMG_20180716_210602

Al día siguiente nos esperaba un día intenso, ¡no te lo pierdas!

6 comentarios

  1. […] Caminar por los alrededores del paseo y por las principales calles del centro nos ayudó a elegir un restaurante donde comer unas ricas fabes con almejas, un estupendo cachopo y un delicioso pitu caleya, platos típicos de la gastronomía asturiana que debes probar si tienes ocasión, al igual que los tortos de maíz o un buen chuletón de ternera, como ya hicimos en nuestra visita a Gijón. […]

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.