Vivimos rodeados de incertidumbres, hoy en día nada es seguro, todo nos ocasiona dudas. El trabajo es temporal, en caso de tenerlo. No tenemos una seguridad laboral que nos permita hacer planes a largo plazo, que nos permita planificar nuestro futuro con cierta certeza.

No tenemos seguridad económica también relacionada con el empleo. El dinero es algo volátil que nos produce sensación de inestabilidad en cuanto empezamos a notar que escasea. Tampoco si estudias tu vida estará más estable y organizada. Nos rodea la incertidumbre de qué hacer cuando acaben esos largos años de estudio, nos asalta la duda de cómo buscar ese empleo que todos soñamos pero que pocos logran encontrar.
En el terreno sentimental también tenemos dudas, miedos, temores. Si nos lanzamos al abismo del amor o nos quedamos justo en el peligroso borde, si nos atrevemos con ese paso tan difícil de dar o si esperamos, en la retaguardia, a que otros lo den por nosotros.

La incertidumbre de no saber qué hacer con nuestras vidas ni qué rumbo poner en nuestro camino nos asalta a cada momento y solo nosotros podemos disipar ese sentimiento con un gesto de valentía.

Debemos atrevernos a vivir en un mar de dudas sin perder el rumbo fijo que marca nuestro corazón, es la única forma de no equivocarnos al menos con nosotros mismos.