El otoño es junto a la primavera, una de mis estaciones favoritas para salir a caminar. La luz del sol adquiere en estos días otoñales un tono cálido distinto, realzando con su brillo la magnífica gama de ocres que aún cubre los árboles de la ribera del río Genil.

Es especialmente placentero caminar entre las cientos de hojas que cubren el sendero mientras que el olor a tierra húmeda se mezcla con los olores otoñales de hojas secas y plantas mojadas por el rocío mañanero.

Se trata de un sendero, el conocido como paseo del colesterol, que nos permite hacer ejercicio por una zona de fácil acceso y sin dificultades siempre caminando junto al río Genil entre árboles y vegetación.

Los olores que impregnan el recorrido se mezclan con el frescor del ambiente, en algunas zonas especialmente húmedas, con el sonido del agua y con la maravillosa vista de colores que nos impregnan la retina desde el primer momento mezclando tonos amarillos, marrones, anaranjados en contraste con el verde fresco y brillante de la hierba reciente.

Unos 8 kilómetros aproximadamente desde la zona del puente verde, al final del Paseo del Salón, haciendo un recorrido circular hasta el Asadero de Cenes de la Vega.