Queda poco más de un mes para que estemos inmersos en las fiestas navideñas y, sin embargo, pocos podréis decir que este año os hace ilusión que lleguen tan entrañables fechas. Es un año muy difícil. Aún ni siquiera sabemos si se podrá celebrar la nochebuena con nuestros familiares y allegados, ni si podremos desplazarnos de nuestra localidad durante los días libres. Queda en el aire, incluso, si seremos capaces de impregnar nuestro espíritu de ese ambiente navideño que tanto nos gustaría.

Leí hace unos días un comentario en las redes sociales muy acertado acerca de la Navidad este año. Nos decía que lo importante es estar sentados a la mesa todos aunque sea en distintas mesas. Y cuánta razón tiene esta pequeña reflexión. Ahora más que nunca, lo realmente importante es que estemos todos, que nadie de nuestros seres queridos nos falte. Y eso, viendo los cientos de fallecimientos que hay cada día, resulta casi un milagro.
Las noticias y los informativos, cada día incidiendo en los contagios y en los fallecimientos, en los problemas de saturación de los hospitales, etc, llegan a hacer mella en nuestro ánimo, que poco a poco se va deteriorando. Y no ayuda nada el haber reducido al mínimo nuestra vida social.

Antes, si tenías un mal día en el trabajo o un problema, quedabas con los amigos para tomar algo, charlar o pasear y se nos olvidaba todo lo malo que nos hubiera pasado. Ahora, puedes salir a caminar, y lo hacemos, ya que afortunadamente aún podemos salir a andar por nuestro entorno, pero no tenemos las risas terapéuticas de los amigos ni cientos de planes divertidos para el fin de semana que nos hagan renovar la energía de nuestro espíritu.

Y con la llegada de la Navidad, crece la incertidumbre acerca de cómo estará la situación y crece en nuestro interior el desasosiego de no poder compartir esos días tan entrañables con quién más nos hace falta, que es la familia.
A pesar de todo, en casa planeo poner una bonita decoración navideña, que nos alegre la vista y el corazón al llegar a casa del trabajo y que, sobre todo, pueda disfrutar nuestra pequeña Emma. Su segunda Navidad no queremos que esté empañada por las circunstancias, tan ajenas a ella.

Con esa idea en mi pensamiento, este año hemos comprado nuevos adornos para nuestro árbol de Navidad. Se trata de pequeñas figuras de madera con caras de simpáticos renos, patines, trineos, esquís y otras figuras invernales que de colores blancos y rojos, este año serán los adornos de nuestro árbol.


Y aún no sabemos si tendremos posibilidad de ir a rescatar del trastero el tradicional abeto de plástico que, año tras año decimos que será el último que lo pondremos y que seguimos sacando de su caja otra vez o, por el contrario, aprovecharemos la ocasión para ir a comprar un bonito pino natural al vivero cercano a casa.

En cualquier caso, os invito a que al menos intentéis crear el ambiente navideño en vuestra casa, para que, aunque no podamos salir a disfrutar de las luces, de las compras y de ese entusiasmo navideño que impregna las calles, por lo menos, tengamos esa pequeña ilusión y que nos podamos sentir felices de disfrutar de las personas que nos rodean y de las que, al otro lado de la pantalla, nos mandan abrazos y besos semanalmente sin perder la sonrisa.
