Los niños siempre han sido los verdaderos protagonistas de las fiestas navideñas, con su ilusión al escribir la carta a Papá Nöel o a los Reyes Magos, con sus risas nerviosas al ver las cabalgatas llenas de luces y de colores, con sus gritos de alegría al despertarse y ver los regalos debajo del árbol…ellos son la verdadera magia de la Navidad.

Este año marcado por las situaciones difíciles, ellos se merecen más que nunca tener una navidad especial, que les haga olvidar por unos días los protocolos de higiene del colegio o la guardería, que se olviden por un rato de la mascarilla que llevan como auténticos campeones incluso mejor que muchos adultos, que se olviden por un instante del maldito bicho verde que tanto ha cambiado nuestras vidas en los últimos meses.

Ayer oía un programa de radio local que se había desplazado a un colegio de primaria a charlar con los niños de entre 4 y 5 años. En esta época del año, hubiera sido mucho más ameno y alegre preguntarles por sus cartas de los Reyes Magos, por ejemplo. Sin embargo, el locutor sólo les hacía preguntas relacionadas con el coronavirus. El protocolo al llegar a clase, las pautas de comportamiento con los compañeros, las visitas restringidas a los abuelos y demás familiares, etc. Y sorprende y casi asusta lo normalizado que lo tienen los niños de tan corta edad hablando del «bicho verde malo que mata a la gente y que si te infectas te mueres»…tienen tan bien aprendida la lección que para ellos se ha convertido en algo normal. Y eso da hasta miedo. Escuchar a niños de 4 y 5 años hablar del coronavirus como si fueran pequeños adultos no debería ser algo normalizado.

Nuestros niños y niñas tienen edad de jugar, de ser felices y olvidarse de la triste realidad que nos rodea desde hace ya demasiados meses, aunque sólo sea durante las Navidades. Ellos han sufrido y aguantando como campeones durante el confinamiento, siguen a rajatabla las restricciones y protocolos de seguridad y nos han demostrado ser responsables. Ahora les toca vivir la magia de la Navidad. Algunos preguntan preocupados a sus padres si Papá Nöel y los Reyes Magos podrán venir este año a traerles sus regalos. Incluso en la televisión han tenido que dar la noticia de que «ellos» al ser mágicos, tienen permitido moverse libremente para cumplir con los sueños de todos los pequeños.

Creo que en muchos casos no llegamos a ser conscientes de cómo está pandemia nos ha afectado y nos sigue afectando a todos. Psicológicamente a todos nos ha hecho mella está situación y, en el peor de los casos, ha dejado un vacío interior difícil de llenar.

Después de meses oyendo cifras de contagiados, fallecidos y curados, los números se han convertido para muchos de nosotros solo en eso, en cifras que salen en la pantalla, que vemos de forma fría, sin llegar a pararnos a pensar que detrás de cada número, de cada cifra, hay una persona, una familia, un abrazo que ya no se podrá volver a dar o un reencuentro emotivo.

Estás navidades, siempre siendo responsables, tenemos que hacerlas mágicas. Por ellos, los más pequeños, por todos nosotros, para llenar nuestro ánimo de ilusión y de energía positiva. Poner el árbol de navidad, las luces, los adornos, montar el portal de Belén, decorar las ventanas, comprar pascueros…el espíritu de la Navidad debe llenar de ilusión nuestros hogares y la magia llenará nuestro corazón.
