Te das cuenta de que tu ánimo ha cambiado cuando apetece cuidarse y arreglarse; cuando la sombra de ojos y el lápiz negro no son para disimular otra mala noche, sino que alegran la mirada, cuando las uñas pintadas, el pelo bien arreglado, los pendientes nuevos y esa camiseta de color amarillo te apetecen porque sí, porque es primavera pero dentro de tu corazón.
Y no hace falta un motivo para pintarse los labios bajo la mascarilla, para dibujar una sonrisa con la mirada y para caminar al son de la música que dicta nuestro propio espíritu, alegre y despierto, tras un largo letargo de meses grises.

El despertar de la primavera tras un duro invierno también lo vivimos nosotros, cuando alargan los días, la luz se hace más intensa y el sol empieza a calentar. Y así florecen, cada primavera, nuevas ilusiones que nos hacen seguir hacia delante, con fuerza y con valentía.

La primavera es la música de las ventanas abiertas.
Terri Guillemets