El sábado de Semana Santa, el despertador sonó temprano para empezar el día con energía y buen ánimo. Teníamos planeada una excursión familiar por los montes de San Luis de Sabinillas hacia Casares, por los baños de la Hedionda.

Se trata de una zona bastante popular para ir a bañarse en unas aguas termales naturales junto al río Manilva. Aparcamos los coches a escasos metros del camino que lleva, entre vegetación frondosa y verde y altos árboles hacia un pequeño merendero y los propios baños.

La temperatura del agua no llega a ser cálida pero tampoco estaba fría y varios visitantes, entre ellos niños, se dieron un chapuzón. Tras disfrutar del entorno un buen rato y aprovechar para que los niños descansaran un poco, emprendimos la ruta hacia los montes.

Se trata de una ruta de alta dificultad de unos 4 kilómetros de longitud por un terreno empinados y abrupto por las rocas. Nosotros hicimos la parte inicial de forma tranquila a modo de paseo por la naturaleza, disfrutando del croar de las ranas en las pequeñas pozas que las últimas lluvias han dejado en el arroyo, cogiendo espárragos y flores silvestres.

El olor a espino en flor inunda gran parte del camino con su aroma dulzón que se acentúa a media que va calentando el sol. Subimos por un camino de fácil acceso, entre árboles la mayor parte del recorrido, evitando así el sol de media mañana y tras hacer un pequeño descanso para reponer fuerzas y comer algo de fruta, ascendimos por un trazado más rocoso que dificultaba el avance con los más pequeños, además si el calzado que se lleva no es el adecuado (de senderismo) por esta parte de la ruta es bastante peligroso avanzar porque se convierte en una resbaladiza.

Nos hicimos fotos sobre las piedras como si fuéramos cabras montesas oteando el horizonte y emprendimos el camino de regreso a los coches justo a la hora de tomar una cerveza bien fría en la terraza y comentar el paseo mientras.